Archivo | mayo, 2012

El miedo

28 May

Tengo muchas cosas en la cabeza y una sola mano para escribirlas, así que me tomé un tiempo para intentar ordenarlas antes de empezar. Fue inútil. Cuando me pasa así, le llamo «escritura terapéutica», cuando no, es simplemente placer o ansias de expresión.

He estado pensando mucho sobre el miedo, una de las 4 emociones básicas, junto con la alegría, la rabia y la tristeza. Dicen que para identificarlas en uno mismo es absolutamente necesario hacer un esfuerzo consciente.
¿Qué siento? ¿Es rabia? ¿Es pena? Al cabo de un tiempo, el ejercicio se interioriza y se vuelve automático.

Es el miedo la emoción más peligrosa de todas, la que puede ser capaz de paralizarnos, confundirnos, minimizarnos, engañarnos y destruirnos con más facilidad. Incluso a veces pienso que puede ser predecesora de alguna otra de la lista o de todas, quizás.

¿Qué hacer con el miedo? ¿Qué hacer cuando descubro con toda mi capacidad que mi existencia es finita y que pronto seré nada? ¿Qué hacer cuando me descubro sola ante tan desgarrador pensamiento? ¿Qué pensamientos pueden aplacar la presión que siento en el pecho cuando reconozco la legitimidad del momento en que tendré que decir adiós?

¿Qué hacer con el miedo?

¿Cómo dejar de sentirlo sabiendo, que al menos una vez más, el destino me sorprenderá con dolor? Volveré a sufrir, sin duda y quizás más intensamente que en mi peor recuerdo. ¿Cómo ser sincera y reir conociendo estas verdades?

Tiembla cada parte de mí ante la vida imparable.

He pensado mucho sobre esto, he leído, conversado y observado en distintos tipos de personas que me rodean, incluyéndome. Y es tan abrumadora la consciencia de la muerte y el futuro borroso, que nos tenemos que armar de una fuerza tanto o más fuerte que el terror mismo: Dios.

En cualquiera de sus versiones, con base científica, histórica, real, inventada… creer aleja al miedo, tan lejos como fuerte sea nuestra fe.

Para los poco creyentes, hay otro tipo de «fe» que puede pensarse como una ciudad limpia, a la que se llega con resignación primero y luego con aceptación. Es la fe en la eternidad, lejos de la personalidad, lo terrenal e incluso la razón y la consciencia que nos hacen llegar a tomar ese camino.

Es curioso como el desenlace de un miedo consciente es acabar con él hasta volverlo nada. Una emoción que pasó de atentado terrorista a única vía hacia la verdad.

Estaba pensando…

25 May

Cruzando la avenida Javier Prado imaginé a un hombre en problemas.

Acababa de tener un accidente. Pierde una pierna. Tirado en un hospital llora junto a su esposa sus nuevos miedos y penas. Uno de ellos es grande: son una pareja joven, la mujer aun con la piel tersa. ¿Me dejará? ¿Cómo voy a hacer feliz a una mujer tan linda siendo un inválido? ¿Cómo va a desearme? ¿Cómo voy a hacerle el amor? ¿Cuánto tiempo aguantará a mi lado?

La preocupación (y la culpa), como ella le enseñó, son las dos palabras más inútiles conocidas. Lo recuerda y rompe su silencio. Ahora, una a una, ella debe contestar a las preguntas. Y le dice:

Hay un millón de razones por las que decidí estar contigo.
El amor no es la suma de ellas, sino la capacidad de convertirlas a todas y cada una en motivo suficiente para seguir a tu lado. 

Un abrazo, un beso, un recuerdo, tu voz, tus manos, tu sonrisa… una forma de hablar, cualquiera es todo.
El sonido de mi nombre cuando me hablas, por ejemplo, puede ser y es razón de sobra para quedarme donde estoy. Y como debes intuir, ninguna de éstas ni de todas mis razones puede acabar con otra. 

(Luego crucé)

Serán todas, Dani

24 May

No sé porqué necesito bajarle el volumen a todo cuando intento escribir, debe ser que si no, no escucho mis pensamientos.

Tampoco sé porqué necesito hablar en voz alta cuando escribo sólo con la mano izquierda, debe ser, quién sabe, que estar manca me hace sentir sola o sorda, o que me estupidiza de alguna manera… o como bien diría el Sr. Luminaria… serán todas, Dani, serán todas.

A ver, estimado, ¿cómo van a ser todas?

Cuando no tienes respuesta a algo, dicen, la respuesta es un mix de todas las posibles respuestas. Yo dudo mucho que sea así, pero funciona bien como consuelo para la ansiedad. Cuando la vida te puede y te quedas a medio camino entre la duda y la resolución de la duda. Puede ser útil, sí, pero ojito con abusar.

Puesto en ejemplo: amiga tonta A le dice a amiga tonta B «Fulano no me llama en toda la semana, ¿por qué será? hagamos mil hipótesis estúpidas juntas» Amiga tonta B responde… «será que anda ocupado…» y A «o molesto..» y B «o se enteró de algo…», «o le robaron el cel y perdió mi número» «o lo pisó un elefante que se escapó del circo mientras venía a verte… o… no quiere llamarte» «mmmm no, será como dicen… un poco de todas las anteriores»

No pues.

Clásico buen consuelo convertido en consuelo de tontos.