Hace un momento pensé «Podría pasar la noche entera escribiendo sobre los pequeños placeres de la vida», me levanté de la cama y empecé a escribir; y aunque no sé bien si es posible escribir sobre algo infinito, sé que al menos, hay uno por el que puedo empezar. Así que aquí te cuento.
Estaba a punto de cerrar los ojos, disfrutando de ese momento agridulce en el que seleccionas un tema, situación, persona y lugar, en qué pensar antes de dormir.
Abro paréntesis, recuerdo que cuando era pequeña alguien me dijo que la mejor forma de quedarse dormido era pensando en algo bonito. Durante toda mi niñez y puede que más, pensar en algo bonito era pensar en ésto, mi cuento favorito. Debe ser que cuando esa persona me dio el truco contra el insomnio infantil, estaba leyéndolo. La verdad, la asociación sueño feliz – Fresita nunca funcionó.
Cierro paréntesis. Decía que estaba a punto de elegir mi subject para dormir cuando empecé a imaginar la escena: Alguien llama a la puerta. Contesto. No es una hora normal para hacer visitas, ni mi lugar habitual para recibirlas. Qué intriga… El visitante trae un regalo ideal. El desayuno.
Tras un rato de alegría silenciosa, dudé: por qué es tan importante para mi el desayuno?
Definitivamente es un pequeño placer de la vida que adoro, sí, pero, creo que va más allá de eso. Es casi una analogía… el desayuno y el nacimiento o mejor aun, el REnacimiento! La representación de lo cotidiano luchando contra la rutina. Cada día, cada lucha, empieza con el desayuno. Es el primer paso y todos los primeros pasos, me gusta que sean bien dados.
Por ejemplo, si quiero café es mejor que tenga café. Si me despierto tarde y no tengo tiempo para desayunar como me gusta, tenemos problemas.
Amo disfrutar mi desayuno con gente que quiero pero no por el hecho de comer, es decir, no de una forma funcional, sino por todo lo que ocurre alrededor del evento, porque para mi es un gran evento: preparar cosas ricas y lindas, contagiar bostezos y contarnos qué estupideces soñamos. Me gusta desayunar fuera, desayunar en casa, sentirme muy flojaaaa como un carro antiguo intentando arrancar y también muy tranquila, indolente, enterándome de todo lo que pasó en la tierra mientras dormía.
Me gusta disfrutar cada sorbo de mi café por la mañana, con un chorrito de leche para cortarlo y los jugos de fruta para los días de verano.
El desayuno es, en mi mundo, el inicio de cada pequeña parte de mi historia; y aunque no sé mucho del mundo, estoy segura de que siempre hay algo por dónde empezar.
Cuál es tu pequeño -gran- placer de la vida?
Buenas noches